28/11/09

CARDUMEN Y OCÉANO ESPECTRAL

Los hechos ocurren en este orden. El horizonte de la pampa es recto porque permanece sumergido en el océano durante millones de años. Cuando el agua se retira deja un tendal de peces muertos que sirven de alimento a los animales de tierra, más toscos. Llegan los hombres que no construyen monumentos en piedra ni entierran a sus muertos bajo la creencia de que el océano volverá tarde o temprano. Siglos después los arquéologos de Buenos Aires se sienten menos que sus pares de México o Perú, quienes arrojan piedras al azar para que choquen contra un muro oculto por la vegetación y que la providencia les regale una cuidad enterrada que vista desde el cielo tenga la forma de una rana o de un dios de grandes tetas. En Buenos Aires la tierra del pasado sólo ofrece vasijas, restos de fogatas y peines de hueso, las cosas que se dejan cuando se está de paso; como compensación la ciudad crece enorme y sin mesura, rompiendo la línea del horizonte. Cuando alcanza los quince millones de habitantes un gobernador decide borrarle sus marcas más precarias para que los arqueólogos del futuro exhumen obras magníficas. Se anuncia la relocalización forzada de una villa de emergencia a treinta kilómetros de la capital, donde se proyecta un conjunto de viviendas de alta densidad. Los arquitectos prometen no alterar costumbres aceradas en la pobreza. Toman como modelo una casa típica de clase media, amplían la cocina, reemplazan los metros cuadrados que ocuparía un living con un patio ideal para lavar la ropa a mano, y dotan de doble altura a los dormitorios para que las camas de los niños puedan apilarse. Se logra convencer del traslado a un magro doce por ciento de la población de la villa. Ante la inminencia de las topadoras los vecinos restantes optan por una salida violenta. El aparato represivo termina ganando la contienda. Los terrenos de la villa se revalorizan y se construye un barrio de oficinas con edificios icónicos de Nouvel y Hadid; hay quien propone una sucursal del Guggenheim diseñada por el mismo Gehry. El océano todavía no vuelve, sí su antiguo espectro: los oficinistas declaran dificultades para respirar pasadas las veinte horas. Antes de morir de asfixia, una empresaria pronuncia las palabras "aceite" y "nariz". Con minúsculos agujeros en caras y manos, los hombres abandonan los edificios donde flotan erizos de mar.



21/11/09

CHIVO


Esta breve historia trata de una familia que valora la discreción y tiene poco dinero (como cualquier familia tipo de barrio porteño). Ansiosos por heredar los salvadores campos de una tía lejana y casi centenaria, con la que sólo tienen un obligado contacto telefónico muy de vez en cuando, consultan a una astróloga para saber cuánto les queda de espera. La astróloga dice que la herencia está muy próxima, generándoles una sensación prácticamente orgásmica. De vuelta en casa, la familia reunida ve un programa en Discovery Home&Health sobre valores cristianos y sienten culpa: quizás la codicia los llevó a apresurar la hora de la anciana. Deciden invertir sus ahorros en el arreglo de un cuarto de la casa y la invitan a pasar unas vacaciones en Buenos Aires. Al tercer día de su llegada la anciana se emborracha, sale sola a la hora de la siesta, pierde sus campos en el casino y muere. Heredan lo único que queda: un abono de televisión satelital por un año y un chivo con cuernos que reciben rápidamente por encomienda. Es un animal grande, ruidoso y por sobre todas las cosas inexplicable en un barrio con vecinos que comentan. Vacían el tanque de agua y lo encierran ahí hasta encontrarle un buen destino. En la sobremesa se discute si donarlo al zoológico o convertirlo en un rico asado. Esa noche hay tormenta y el chivo muere electrocutado por un rayo. Los carniceros de la zona se niegan a faenarlo porque la carne chamuscada les da impresión. La familia lo arroja a un contenedor de basura y se hace más silenciosa; pero en el tanque comienzan a dibujarse los signos del crimen. Lentamente, el espectro del chivo embiste las paredes hasta que se desgasten sus cuernos o su eterno encierro.